Como todos los seres de la naturaleza, los humanos evolucionamos. Nuestra realidad actual como seres vivos ha recorrido caminos complejos, casi nunca rectos ni definidos, llevados por la voluntad de sobrevivir con el uso de nuestras capacidades naturales.
Hemos tenido la suerte de alcanzar un grado evolutivo mayor que otros seres. Nuestro libre albedrío nos ha permitido desarrollar, cada cual y en sociedad, lenguaje simbólico, conceptual, conocimiento científico y sociedades cada vez más complejas dentro de lo que permite nuestro grado evolutivo.
La evolución social, sin embargo, lleva siglos con pocas novedades: seguimos con guerras de conquista, genocidios, sociedades jerárquicas, ignorancia inducida, beneficio privado contra el bien común….
En algunos casos, la respuesta social desborda el marco político, alumbrando una posible evolución, no genética sino cultural, que nos permita combinar la libertad individual con un nosotr@s social, que sea 100% democrático.
Una Evolución Democrática, que, por tanto, no sea violenta, no imponga, sea voluntariamente elegida y arrincone progresivamente la lacra burocrática que nos acompaña y cree, por tanto, una nueva ética social basada en una conciencia, iindividual y social, que nos haga intervenir, siendo protagonistas, en todo lo que componga nuestras vidas.